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A mediodía de ayer sacamos a una buena parte de Zensation a la calle a fin de que nos montaran el número. Elegimos un bello escenario: el Parc de la Mar con la Seo de fondo.

Queríamos ver qué tal funcionaban lejos de su ecosistema profesional, sobre piedra en vez de pista, sin poder controlar las rachas de viento y con el sol, en según qué momentos, de frente y, la verdad, no nos defraudaron. Son tan perfectos que tanto les da un lugar como otro; tanto les da el contraluz como con buena luz, el suelo en el que se asienten sus pies como que éste sea de tierra, propicio para el resbalón. No les preocupa. Eso sí, lo tienen todo tan sincronizado que trabajan de memoria. Basta, si no, observar cómo van y vienen, de mano a mano, por los aires los sombreros, o cómo suben y bajan los diábolos sin que sobre sus ojos se refleje el menor atisbo de preocupación o de pánico. Todo está controlado a base de mucha sincronización y habilidad. Claro que lo suyo les cuesta, pues, aparte de las actuaciones diarias, entrenan por la mañana y antes de salir a pista. Es más, su vida es puro circo desde su más tierna edad. Poco tiempo para el ocio y mucho para el estudio y el adiestramiento. Cuando son pequeños, nos cuenta uno de la troupe que por la mañana hay clases de acrobacia y por la tarde de matemáticas. Y así cada día. Y cuando son mayores, por la mañana acrobacia, por la tarde calentamiento y a continuación la función. Y así de generación en generación. Cuando la bella Zhong Yun deje el circo, que será dentro de dos o tres años, «pues como los futbolistas, nuestra vida profesional no se prolonga más allá de los 32 ó 33 años», se dedicará a enseñar a los niños. Zhong Yun, además de manejar divinamente el diábolo -como el resto de compañeras- es la que hace con su marido, Zhou Yonghui, la acrobacia aérea que termina con un beso, algo que los chinos no acostumbran, me refiero a lo de besarse en público, pero que de unos años a esta parte la apertura política permitió los besos tanto en el cine como en el teatro, «aunque mejor -añade Zhong-, los de la intimidad». El Gran Circo Nacional Chino, como saben ustedes, está en Palma hasta el próximo día 22 de los corrientes causando... pues eso, ¡Zensation! durante tres horas en las que combina lo mejor del circo de China con la poesía, el ritmo, la espiritualidad, lo imposible, el más difícil todavía... De momento, entre la anterior gira que hicieron por España y ésta, lo han visto más de 300.000 personas. Y cuando concluya esta segunda, a mediados de mayor, en Tenerife, habrán pasado bajo su carpa el medio millón. Yo de usted querría ser uno de ellos.

Pedro Prieto