El prestigioso científico francés Jean Dausset, Premio Nobel de
Medicina y Fisiología 1980 y académico de honor de la Reial
Acadèmia de Medicina de Balears, fue investido ayer doctor honoris
causa por la Universitat de les Illes Balears. El acto, presidido
por el rector, Avel.lí Blasco, se celebró en la sala de actos del
edificio de Son Lledó, después de que Dausset plantara un pino de
Canarias en los jardines del campus. La investidura comenzó con la
entrada en la sala de actos de los bedeles, portando los símbolos
de la Universitat, las autoridades invitadas al evento y el
claustro de profesores acompañados de la música de 'Trumpet
Voluntary' de Jeremiah Clarke. El acto contó con la presencia de la
consellera de Salut i Consum, Aina Castillo; el presidente del
Consell Social de la UIB, Miquel Triola; la edil de Sanitat del
Ajuntament de Palma, Marina Sans; el presidente de la Reial
Acadèmia de Medicina de Balears, Alfonso Ballesteros; el presidente
del Colegio de Médicos de Balears, Enrique Sala y el presidente del
Colegio de Farmacéuticos de Balears, Antoni Rea. También quisieron
acompañar a Dausset el presidente de Sa Nostra y ex rector, Llorenç
Huguet; el presidente del Grup Serra, Pere A. Serra, y las
diputadas del Parlament balear Carme Feliu y Aina Salom.
La decana de la Facultat de Ciències de la UIB, Francesca
Garcías, fue la encargada de defender la designación de Dausset
como doctor honoris causa, destacando su brillante trayectoria
profesional y su vinculación con Mallorca, «Dausset y su esposa,
Rosa Mayoral, decidieron vivir entre nosotros», dijo Garcías y
puntualizó que «el grado de doctor honoris causa es el máximo
galardón que podemos ofrecer a Jean Dausset». Acto seguido, el
rector invistió a Dausset como doctor honoris causa entregándole
los símbolos de la Universitat -una medalla, guantes blancos,
anillo, título y birrete- y abrazando al nuevo miembro del claustro
universitario que recibió, emocionado, el aplauso de todos los
asistentes.
Dausset, en su lección magistral de investidura -que pronunció
en francés- dio las gracias a los mallorquines «por habernos
adoptado» a él y a su esposa, para acto seguido hacer una defensa
del medio ambiente afirmando que «el hombre, embriagado por su
reciente dominio de la materia, no siempre ha sabido controlar sus
efectos, que comportaban un grave deterioro de su entorno». Tomando
como ejemplo la isla de Pascua, el Premio Nobel de Medicina y
Fisiología abogó por la conservación del medio ambiente y por la
solidaridad. «Tengo una gran confianza en el hombre, del que he
apreciado la insondable generosidad, innata en la mayor parte de la
humanidad», afirmó y puntualizó que «a lo largo de mi vida
científica, he tenido la suerte de tratar con hombres y mujeres
admirables: los donantes de sangre, de médula, e incluso de
órganos».
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