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El Ajuntament de Palma ordenó ayer el cierre de la chatarrería Adalmo S.A. 32 años después de que los vecinos de Ses Cases de Son Anglada, situada junto a las barriadas de Son Roca y Son Roqueta, interpusieran la primera denuncia ante la Policía Local. La chatarrería, que ocupaba 7.000 metros cuadrados, está situada en terrenos calificados como rústicos. «Es el principio del fin de una pesadilla», dijo a este diario uno de los vecinos, Juan Carlos Sierra. «Cort dictó el decreto de cierre hace un año y, por fin, hoy (ayer) lo ha ejecutado», explicó el abogado de los vecinos, Ignacio Mir.

La actividad desarrollada por Adalmo era «molesta, insalubre, nociva y peligrosa, contaminante del aire y el subsuelo, que quema residuos por la noche y de madrugada, provocando humos irritantes y algunos incendios incontrolados que obligan a la actuación de los bomberos», según los vecinos. El local no contaba ni con licencia de instalación ni de funcionamiento, y el Tribunal Supremo, en 2002, había estimado un recurso de casación interpuesto en 1996, declarando que la licencia de instalación concedida por el Ajuntament en su momento es nula. La Sala de lo Contencioso Administrativo rechazó, asimismo, el recurso de casación interpuesto por Adalmo, en desacuerdo con una sentencia previa dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Balears, que también estimaba los argumentos de los vecinos. Éstos respaldaron sus denuncias con un informe emitido por la sección de Medio Ambiente de la Conselleria de Comerç i Indústria, que demostró el reiterado incumplimiento de la chatarrería de los valores de referencia de partículas en suspensión (hierro, níquel, zinc, etc.), que provocaron a los residentes irritaciones en ojos, nariz, garganta y otros efectos tóxicos.