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La manifestación más numerosa que se ha celebrado nunca en Balears sustituyó anoche en Palma a lo que debía haber sido el cierre de una campaña electoral que quedó truncada, el jueves, poco después de la siete y media de la mañana cuando el terrorismo escribió una página negra de la Historia de España.

Nadie ha pedido el voto desde entonces y, ayer -entre las 19 y las 21.30 horas- portavoces y candidatos de las formaciones que mañana se citarán en las urnas, aunque sin ningún signo partidista que les identificara, se confundieron entre la marea humana (130.000 personas según la policía) de gentes que salieron a la calle para expresar su rechazo al terror.

Las dos Españas estaban ayer en la calle. Primero iban las autoridades y algunos candidatos. Después quienes mañana tendrán que decidir su futuro en las urnas.

No había banderas de partidos, pero sí había diferencias. Los extremos llegaron a manifestarse codo con codo. O espalda a espalda. Un grupo de manifestantes fue a la manifestación con una cartulina, con letra de imprenta, en la que podía leerse «Somos demócratas, pero no gilipollas. Pena de muerte». A continuación, otras cartulinas, con el lema «Prou PP de manipulació partidista».

No es posible que 130.000 personas coincidan en la calle con una misma ideología. Basta recordar que alguno de los partidos que se presentan mañana a las elecciones nunca han alcanzado ese número de votos. Había votantes de todos.

La manifestación se inició a las 19 horas en la Plaça d'Espanya pero cuando su cabecera llegó al final, a las 19.51 centenares, quizá miles, de personas no habían salido todavía. Unos comenzaban la marcha y otros ya regresaban. Estudiantes, trabajadores, maquillajes y caras pintadas con eslóganes, chupas de cuero y abrigos, jóvenes y viejos, sonrisas y lágrimas, hombres y mujeres, inmigrantes y lugareños se mezclaron en las calle componiendo la foto de ayer en Palma. La misma de toda España: No al terror. De ETA o a de Al Qaeda.