«Nosotros, los cristianos, debemos ser signo, instrumento y luz de
paz», afirmó el obispo de Mallorca en su homilía tras la lectura
del episodio sobre la conversión de los galileos narrado en el
Evangelio según San Lucas. En el solemne funeral por las víctimas
del atentado de Madrid que tuvo lugar ayer en la Basílica de Sant
Francesc, Murgui también elogió la manifestación del viernes: «Una
auténtica luz en medio de tanta oscuridad. La manifestación de
Palma expresa niveles muy positivos de unidad frente a la tragedia
y de serenidad ante la provocación terrorista. Signos de bondad
personal y de madurez social», afirmó.
«Vivimos la celebración del tercer domingo de Cuaresma en el
marco de esta terrible tragedia, estos criminales atentados, que
nos han permitido ver hasta dónde puede llegar el hombre... Los
cristianos no nos debemos dejar superar por el mal, hemos de ser
instrumento para liberar el mundo del odio y de la violencia»,
decía el obispo momentos antes de empezar la homilía.
Jesús Murgui calificó de drama, el dolor y la sinrazón vividos
en Madrid, al tiempo que expresó su más absoluta condena a los
atentados: «Quiero también reiterar las palabras dirigidas por el
Papa al arzobispo de Madrid, su firme reprobación a estos
injustificables actos que ofenden a Dios, violan el fundamental
derecho a la vida y socavan la pacífica convivencia anhelada por
todos. Nunca hay razón moral que pueda sustentar un acto
terrorista. Nosotros los cristianos decimos que el derecho a la
vida es intangible, la vida es un don de Dios del que nadie puede
disponer». Asimismo, Murgui hizo una reflexión sobre la lectura del
Evangelio de San Lucas: «Jesús invita a los interlocutores a saber
discernir los signos de los tiempos y hace una invitación urgente a
la conversión», afirmó.
Murgui recordó a las víctimas y a sus familiares y amigos, en
una solemne celebración oficiada también por los franciscanos Jaime
Genovart, superior de Sant Francesc; los frailes franciscanos José
Luis López, Salvador Cabot, Sebatián Rosselló, Tomeu Pont, Antoni
Martorell, Pau Oliver, Alfonso Vivern y Fernando Bonnín. Además de
Braulio González, superior Dominico; Toni Burguera, secretario
personal del obispo; el jesuita José Mª Casasnovas, Carles Foz,
diácono permanente de Sant Alonso Rodríguez, y Nadal Bernat,
capellán diocesano. El coro de Bunyola estuvo dirigido por Pere
Comte y el organista fue Arnau Reynés.
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