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Ya me extrañaba a mí que esta recién finalizada Semana Santa, en cuanto a famosos, se limitara sólo a los Reyes, Diana de Francia, Mariano Rajoy y Florentino Pérez (porque la estancia de Claudia Schiffer, adelantada a unos días antes de dicha semana, fue puramente comercial, ya que vino a grabar un anuncio y de paso a ganarse unos euros). Ya me extrañaba, digo, que algunos de los clásicos, o fijos, de la Isla en periodo vacacional, fallaran a su cita, y no me refiero en este caso a Ana Obregón, pues es sabido que desde hace unas cuantas Semanas Santas prefiere las aguas del sur de Andalucía a las de su querida Costa de los Pinos; sino a la cantante Ana Torroja, que además tiene una linda casa en Camp de Mar. Pues bien, hela ahí, con su sobrina, hermana y cuñado en la playa de Camp de Mar, frente a su chalet.

Ana no se bañó. Ni siquiera se puso en bañador. Tan sólo se quitó las sandalias para andar más cómoda sobre la arena. Eso sí, durante el rato que permaneció allí, demostró ser una tía con todas las de la ley, pues salvo el ratito que dedicó a la tertulia con los adultos del grupo, se pasó todo el tiempo jugueteando con su sobrino. Lástima que la mar calmada, a causa del viento, se encabritara de tal modo que los obligó a levantar el campo, que si no, seguro que la tarde nos hubiera deparado más sorpresas.

Nos llamó la atención no ver en el grupo al marido de Ana. Porque, ¿recuerdan?, hace un año Ana se casó en aguas de la Dragonera, a bordo del viejo pailebote Hermanos Verdera. Fue una boda sorpresa, pues nunca fue anunciada, ni siquiera comentada a priori, y además sorprendente, porque muy pocos sabían que la ex de Mecano tuviera novio ni ganas de casarse con él.

Pues sí, por mucho que miramos, no le vimos por ninguna parte. Igualito que en el último verano, cuando la tarde anterior a su concierto en Inca, Ana decidió tomar un baño precisamente en ese lugar. Tampoco estaba allí. Claro que a lo mejor es hombre al que no le gusta la playa, y más cuando el mar anda algo revuelto.