Juan Marí era un niño cuando en 1939, recién acabada la guerra
civil, dejó Mallorca y emprendió el camino de la emigración. Ahora
habla el español de Argentina y preside la Casa de Buenos Aires,
que se fundó hace cien años y que sirve de encuentro a otros
baleares que dejaron las Islas y a sus descendientes.
La de Buenos Aires es una de las 11 casas que funcionan en
Argentina y una de las veintidós que acogen a descendientes de las
Islas en diferentes partes del mundo. Ayer, representantes de todas
ellas, se reunieron en Palma para transmitir sus inquietudes al
Ejecutivo balear -que las financia y promociona- y para analizar
conjuntamente nuevas vías de colaboración.
En un receso de la reunión -y tras una salutación de la
vicepresidenta del Govern, Rosa Estaràs-, el presidente y el
vicepresidente de la Casa de Buenos Aires (Francisco Moyá, que dejó
Mallorca en 1949), explicaron que la actual legislación no da más
facilidades a los descendientes directos de españoles que al resto
de latinoamericanos a la hora de viajar a España para trabajar.
«Es como si la situación hubiera dado la vuelta -dijo Marí a
Ultima Hora- y por la situación económica hay como una psicosis de
marcharse de allá».
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