Dicen que Venus es el planeta del amor y el Sol, pues eso, el
astro rey. Por eso que ambos se cortejen tiene su atractivo, y no
sólo para los aficionados a la astronomía, sino también para
aquellos que, soñadores o no, nos gusta mirar al cielo. Es un
ejercicio tan viejo como el ser humano y todavía hoy, cuando la
capacidad del hombre para sorprenderse es casi nula por el
bombardeo constante de estímulos visuales y sensoriales, un
acontecimiento astronómico nos pone la piel de gallina.
Pues bien, hay que prepararse, porque lo que viene ahora sólo se
produce una vez cada siglo. Se llama tránsito de Venus y es algo
así como un cortejo del diminuto planeta venenoso -idealizado por
las culturas clásicas con cuerpo y alma de mujer voluptuosa- con el
Sol, todo poder y fuego. El baile de ambos empezará el martes 8 de
junio de madrugada, a la hora del amor (dos horas más en España), y
concluirá a media mañana, cuando ambos volverán a separarse hasta
2117, cuando nosotros ya no lo veremos -aunque se unirán también en
2012, el fenómeno no será visible desde Europa-.
Que los tránsitos de Venus son muy poco frecuentes lo demuestra
el hecho de que el último ocurriera en 1882, en tiempos de nuestros
bisabuelos, por lo que ninguna persona viva actualmente lo ha
visto. El tránsito se producirá a lo largo de toda la mañana del
día 8 de junio, donde podremos observar cómo Venus se va
desplazando lentamente por delante del disco solar. En los primeros
estadios del fenómeno, podremos observar que Venus se va
desplazando por encima del disco solar pero los momentos más
interesantes se producirán durante la entrada.
Amaya Michelena
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