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P.C./EFE
De las 87.000 personas que en Balears practican alguna de las modalidades de pesca de recreo lo hacen sin la pertinente licencia, según un estudio sobre ese sector hecho público ayer por la consellera d'Agricultura i Pesca, Margalida Moner. En una rueda de prensa, Moner destacó que en Balears están vigentes 38.000 licencias de pesca recreativa, pero una encuesta de 2002 revela que ese deporte lo practican unas 87.000 personas (incluidos niños). De acuerdo a esas cifras, la mitad de ellas lo hace sin el permiso preceptivo. El estudio, editado por la Conselleria, no recoge las sanciones que pueden aplicar los cuatro inspectores existentes en caso de incumplimientos de las normas, el más común de los cuales es la carencia de licencia, que aunque está castigado con 300 euros de multa como falta grave no suele aplicarse si el infractor no es reincidente.

La publicación da cuenta de las reservas marinas existentes (Bahía de Palma, Migjorn de Mallorca, Freus de Eivissa y Formentera y Norte de Menorca), aunque no se incluyen las recientemente creadas de El Toro e Islas Malgrats, que suman 150 hectáreas a las 43.000 ya protegidas. El director general de Pesca, Miguel Angel Calviño, apuntó que el Govern pretende crear una nueva reserva en el Llevant de Mallorca (17.000 hectáreas) en 2005, para lo que negocia con el Ministerio de Agricultura y Pesca una normativa común en aguas interiores y exteriores, ya que el Ejecutivo autonómico quiere permitir excepcionalmente la pesca submarina por su importancia deportiva en Balears.

Calviño apuntó que, por el volumen de practicantes declarados, la pesca «es el deporte que más gente mueve» en el archipiélago y aventuró también que, si bien no existen datos precisos, después del turismo la actividad económica más importante de las islas la genera el sector en torno a la pesca de recreo. El jefe del Servicio de Recursos Marinos de la Conselleria y supervisor del estudio, Antoni Grau, explicó en la rueda de prensa que el informe comenzó a realizarse en 2000 con el objetivo de que sirva de base para nuevas investigaciones que permitan cuantificar la incidencia sobre los recursos marinos de los pescadores aficionados, que capturan unas 300 especies distintas, el doble que los profesionales.