Ayer, primer día de verano. Tiempo soleado y caluroso. Y si la
comparamos con la que había el domingo, poca gente en playas como
Can Pere Antoni y Ciutat Jardí, aunque en ellas vimos a bastante
gente menuda, señal de que ya han comenzado las vacaciones. En
cuanto a la Platja de Palma, buen nivel dentro de lo que cabe. Nos
explicaremos: zonas con muchos bañistas en las que no todos usan
hamaca (a 4 euros/día) y zonas con más hamacas sin usar que
bañistas. ¿Motivos? Dos. En la Platja de Palma los alemanes se
concentran en los balnearios 6 y 7, que es donde hay más animación
en detrimento del resto. El otro motivo puede ser, por una parte,
que no ha venido tanta gente como en años anteriores -la Eurocopa
ha desviado a muchos turistas hacia Portugal-, y por otra, que
etodo incluido hace que un alto porcentaje de turistas se queden en
el hotel en detrimento de la playa y oferta complementaria.
Hechas estas aclaraciones, nos llamó la atención ver que el
frutero sigue ofreciendo como cada año su mercancía a gritos de
¡lemon, fanta, biar!; que hay más policías en bici, a pie y en
quark que en otros veranos, lo cual tiene negros a los trileros;
que los Kegel Klubs han venido en menor número que antaño, y que
como siempre ocupan parte de la playa del 6 y 7, marcando sus
territorios con botellas de cerveza vacías que clavan en la arena;
que algunos colocan la bandera alemana en ese recinto; que hay
quien se entretiene piropeando, en alemán, a través de megáfono, a
las chicas que pasan; que el biquini sigue siendo la prenda de las
macizas y que el tanga y etop less se ven pero menos, y menos
todavía la combinación tanga-top less; que los tatuajes, tanto en
ellas como en ellos -en brazos, hombros, cuello y espalda, sobre
todo- siguen estando de moda; que la Eurocopa también se deja
sentir en la playa, ¿cómo?, viendo cómo algunos lucen camisetas de
los ases de la misma; y que como cada año algunos compran la bebida
en el súper, porque es más barata, y se la llevan a la playa, donde
se la toman a golpe de pajita; que también se compran bocatas, con
los que comen, señal de que la economía no es muy fuerte. Por lo
demás, tenemos por delante 93 días, 15 horas y 33 minutos de
verano, ya saben: sol, calor y mucha playa.
Pedro Prieto
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