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N. DOMBLÀS/TORRES BLASCO
El conseller de Turisme pidió ayer perdón por el «lamentable error» cometido en el club moscovita Rasputín, pero no quiso dar los nombres de las seis personas que acompañaron Juan Carlos Alia al club de alterne. Flaquer reiteró que ni él ni el president del Govern, Jaume Matas, acudieron al local -«Yo no hago turismo sexual», dijo- y se mostró dispuesto a dar todas las explicaciones necesarias en el Parlament una vez que comience el periodo de sesiones, en el mes de septiembre. Por la mañana, el Consolat había amanecido con una pintada con la palabra 'Rasputín', que fue borrada de inmediato.

Los socialistas denunciaron que la vicepresidenta del Govern, Rosa Estaràs, se ha negado a entregar al Parlament las facturas de los demás viajes realizados por el Govern a lo largo de este año, pero insistieron en que volverán a pedirlas porque sospechan que lo sucedido en el club Rasputín no es un caso aislado.

Las excusas del conseller no bastaron a los representantes de la oposición. Los socialistas Antonio Diéguez y Francina Armengol reiteraron ayer la petición de dimisión del conseller y anunciaron que pedirán la comparecencia del president del Govern en un pleno extraordinario en el Parlament.

El PSOE señaló además que el escándalo, comparable a los casos Bitel o Matas, tiene además una vertiente administrativa muy grave por el hecho de que Intervenció de la Comunitat autorizó el pago de las facturas sin realizar las oportunas comprobaciones sobre los gastos realizados.

Sobre la presencia o no de Jaume Matas en el local, Diéguez recordó que es algo demostrable ya que todos los clientes son previamente identificados. «Matas dice que no estuvo allí, pero Clinton también dijo que no conocía a la señorita Lewinsky y terminó escribiendo un libro», dijo Diéguez.