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¿Manda realmente Cirer en el Ajuntament de Palma? En apariencia, sí, al menos tras el pulso que mantuvo con el todopoderoso secretario general del PP balear, José María Rodríguez, para evitar que formara parte de su candidatura. Sin embargo, un año después de las elecciones, el engranaje municipal no puede decirse que funcione con la precisión de un reloj suizo. No está Rodríguez, eso es cierto, pero sí está erodriguismo, representado ahora por Javier Rodrigo de Santos.

En Cort se repite la bicefalia que se dio en la anterior legislatura con Joan Fageda y José María Rodríguez. El poder está ahora repartido entre Catalina Cirer y Javier Rodrigo de Santos, sin que se hayan producido disonancias importantes, al menos públicamente. Cirer ha sido capaz de sobrellevar políticamente esta situación que apenas ha salido a la luz. Habrá que ver si la entente cordial se mantiene hasta al final de la legislatura o, conforme se acerque la confección de las listas, surgen las luchas por el poder.La polémica decisión de construir el nuevo Son Dureta en los terrenos de Son Espases demostró que existen roces en la bicefalia municipal. La solución fue salomónica, con un sí al hospital y un no al geriátrico. Pero el ruido no ha finalizado. La contumacia de los vecinos del Secar de la Real se ha convertido en el primer trago amargo que ha tenido que dar una política populista, Catalina Cirer, acostumbrada hasta ahora de forma exclusiva a recibir parabienes de sus ciudadanos.