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El PSIB no es un partido nada rencoroso y así lo ha demostrado este fin de semana: ha devuelto al hotelero Gabriel Escarrer nada menos que 12.000 euros que en su día le cobró de la ecotasa, lo que ha costado alquilar el palacio de congresos del hotel en el que estos dos días los socialistas se han dedicado a practicar boxeo y, ya que estaban, a elegir nuevo secretario general.

El detector de metales instalado a la entrada del congreso de los socialistas no sólo resultó útil, sino del todo necesario. Fuentes de toda solvencia aseguraron que el responsable de seguridad del congreso confiscó dos cuchillos de cocina de notables dimensiones, tres navajas albaceteñas, dos dagas sevillanas y hasta una katana de origen desconocido. Sus legítimos propietarios las recuperaron a la salida, seguramente para emplearlas en el congreso de los socialistas de Mallorca que se celebra el próximo sábado. No hubo sangre, pero sí algún que otro mamporro. Ya se lo dijo Tirso Pons a Teresa Riera, con la sabiduría que dan años y años de congresos socialistas: «Dame dos besos ahora, antes de que empiecen los guantazos y luego no podamos».

En el inventario de objetos punzantes diversos confiscados no apareció ningún sable ruso de la época de los Romanov (coetáneos de Rasputín, como es sabido), lo cual es muy lógico si se tiene en cuenta que aquello era un congreso del PSOE y no uno del PP.