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«Se están difundiendo calumnias sobre mí que nunca podrán demostrarse porque son falsas». Así de contundente se manifestó ayer Joan Flaquer, conseller de Turisme, en declaraciones realizadas a este periódico a raíz del «caso Rasputín». Flaquer lamenta que durante los últimos días hayan saltado rumores sobre un supuesto incidente en su anterior etapa al frente de la Conselleria de Turisme. Según estos comentarios, que nunca fueron confirmados en su día, Flaquer habría sido detenido en Niza por una juerga en la que habrían participado otros altos cargos de Turisme. Este incidente, desmentido ahora por Flaquer, se habría producido hace 11 años, aunque el conseller de Turisme explicó a Ultima Hora su versión de lo ocurrido: «Nunca fuí detenido en Niza. Lo que ocurrió es muy sencillo: tras una cena con los jóvenes empresarios, y al salir del restaurante, la policía nos pidió la documentación. Yo no llevaba el DNI encima y tuvimos que esperar cinco minutos en la calle, pero no fuimos a ninguna comisaría y, por supuesto, no nos detuvieron ni fuimos fichados; el que diga eso miente y no lo podrá demostrar nunca; también se insinuó que Cañellas tuvo que hacer gestiones para evitar que me fichasen, pero también es falso», declaró Flaquer. El conseller de Turisme lamenta «el linchamiento» del que es objeto desde que saltase el «caso Rasputín» e insistió ayer que él nunca estuvo en el club erótico moscovita. «Lo dije desde el primer día; no estuve en Rasputín y nadie podrá demostrar lo contrario; Juan Carlos Alía lo dejó muy claro el día que saltó el tema». En rueda de prensa, Flaquer recalcó que él nunco estuvo en el club Rasputín.

A propósito de este tema, el segundo teniente alcalde de Calvià, José Manuel Ruiz, calificó de «anécdota» el «caso Rasputín» en comparación a los gastos cargados por la ex alcaldesa Margarita Nájera con la tarjeta de crédito del consistorio.

Por su parte, el secretario de Relaciones Institucionales del PSOE, Alfonso Perales, aseguró ayer que «de confirmarse la versión sobre la falsedad de datos en la versión oficial del Govern en el caso Rasputin», la responsabilidad política «última» de ese «intento de engaño a la opinión pública» sería el propio Matas.