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Desde hace meses se escucha hablar en nuestro entorno del modelo turístico y de la conveniencia de afrontar seriamente algunos cambios para garantizar la supervivencia de nuestra primera industria de cara al futuro. No es un asunto fácil, porque el turismo se rige básicamente por la imagen y por las modas cambiantes, a la vez que depende de la aparición de nuevos mercados que van sustituyendo a los viejos.

Desde el Govern de Jaume Matas existe un firme empeño en sentar las bases de esa transformación que vuelva a colocar a las Islas en la vanguardia del turismo mundial. Para ello la Mesa del Diálogo Social ha fijado seis puntos que se entregarán a los agentes sociales -patronal y sindicatos- para que los estudien con vistas a tratar de alcanzar un gran pacto social después del verano.

De entrada hay que aplaudir el espíritu de diálogo que representa esta propuesta, aunque habría que detenerse a analizar con detenimiento los puntos presentados, que se refieren al «todo incluido», la oferta residencial, los hoteles obsoletos, el turismo náutico, la oferta complementaria y la estacionalidad, asuntos todos ellos que sufren problemas muy determinados.

Se trata, en definitiva, de una herramienta que debería servir para trazar un mapa detallado de cómo se encuentra el sector turístico y qué soluciones pueden aportarse para resolver los problemas que le acucian.

Lo cierto es que el turismo es el motor que nos mueve a todos y debemos mimarlo como merece, sin despreciar la oferta ni, por supuesto, la demanda. Ahora bien, habrá que establecer alternativas más concordantes con lo que el turista de hoy exige a la hora de planificar sus vacaciones, tanto en ofertas complementarias como en precios y servicios.