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Las vacaciones estivales, una jornada laboral intensiva, la hora de la jubilación e, incluso, estar en el paro son algunas de las circunstancias que pueden llevar a una persona a querer entregar parte de su tiempo a los demás, realizando alguna labor de voluntariado.

Si existe la voluntad, lo demás es sencillo, pues son muchas y variadas las posibilidades que ofrecen las ONG y Cruz Roja es un buen ejemplo. Programas de compañía a mayores, socorrismo, ayuda a inmigrantes, sala de juegos para niños enfermos en Son Dureta o servicio de guardería en la prisión son algunas de las opciones. La única condición, lógica y conveniente, de Cruz Roja y de la mayoría de ONG es que la persona pase primero por un periodo de formación.

La Associació d'Amics del Poble Saharaui de Balears ofrece formar parte de la Comisión de Sensibilización, para realizar campañas durante el año, o acoger a un niño saharaui en verano.

La Iglesia católica es otra opción, ya que a través de Cáritas Diocesana, se puede ayudar de diversas formas durante todo el año. Si se buscan acciones puntuales está la opción, por ejemplo, de los talleres donde se reparan juguetes que luego son vendidos en ferias.

Si lo que más gusta es la compañía de niños, la Fundació Esplai de les Illes permite, a través del GDEM, colaborar en campamentos, excursiones o colonias urbanas con los más pequeños como protagonistas.