El Ministerio de Medio Ambiente adaptará las cuatro desaladoras que
construirá en Balears (Alcúdia, Andratx, Ciutadella y Santa
Eulàlia) para que su actividad no cause daños a las praderas de
Posidonia oceanica.
La adaptación se refiere concretamente al tratamiento de la
salmuera: el agua que se devuelve al mar tras el tratamiento de
desalación, que presenta unos altos índices de concentración de
sal. Desde el punto de vista físico y químico, las diferencias
entre el agua dulce, el agua de mar y la salmuera sólo están en la
distinta concentración de sales de cada una, variando entre 0'5
gramos por litro en agua dulce, 34 en el agua de mar y 69 en la
salmuera. A simple vista no se puede diferenciar una de otra. Son
tres líquidos perfectamente transparentes, sin color ni olor, que
sólo se distinguen por el sabor debido a la diferente concentración
de sales en cada una.
En el proceso de desalación, por cada litro de agua que se saca
del mar, se obtiene casi la mitad de agua dulce (0'45 litros) y
algo más de la mitad de salmuera (0'55 litros). Con la salmuera, no
se añade sal al mar, sino que sólo se devuelve la que previamente
tenía. Lo que hay que hacer es verterla de tal forma que se diluya
rápidamente en la masa de agua de mar. La comunidad científica ha
advertido de los posibles efectos negativos de la salmuera en la
flora y fauna de la zona de vertido, según la tolerancia a la
salinidad de las especies más sensibles y con mayor grado de
protección, entre ellas la posidonia, para la que se calcula una
salinidad máxima tolerable de 39 gramos por litro. Es por ello que
el Ministerio ha diseñado para las nuevas desaladoras de Balears un
sistema que distribuirá la salmuera por diversos difusores, de tal
forma que al salir y chocar con la propia agua de mar se produzca
una agitación que homogenice en salinidad toda la masa de agua que
circunda al difusor.
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