Más de diecisiete mil personas participaron anoche en el
tradicional «sopar a la fresca» de Binissalem, triplicando así las
cifras alcanzadas en los últimos años. «Se han roto todas las
previsiones que teníamos inicialmente», aseguró la teniente de
alcalde del Ajuntament, Apol·lònia Crespí (PSOE), quien achacó este
aumento al incremento poblacional experimentado en los últimos años
en Binissalem. «Esta es una fiesta en la que los binissalemers
invitamos a nuestros familiares y amigos a participar de una cena
popular, como preludio de las Festes des Vermar que celebramos este
fin de semana y, por lo tanto, cuantos más vecinos somos, más
concurrida es la cena».
Una vez más, todo el casco urbano de Binissalem se llenó de
sillas y mesas, convirtiéndose las calles de la localidad en un
macrorestaurante improvisado en el que, como no podía ser de otra
manera, el plato más consumido por los asistentes fueron los
«fideus des vermar», cuyo secreto, aseguró una de las cocineras,
«está en la carne que se utiliza. Siempre se ha de preparar con
carne de oveja añeja, nunca con carne tierna». También pudieron
saborearse otros platos, destacando principalmente los productos
mallorquines, como empanadas y coques.
Tampoco faltó en ninguna de la mesas el caldo por excelencia de
Binissalem, el vino. Como cada año el Ajuntament, encargado de
organizar este sopar a la fresca, repartió botellas de vino por
todas y cada una de las mesas, alcanzando la friolera de 34.000
botellas, «una por cada dos personas inscritas», confirmó la
regidora Crespí, cedidas en su totalidad por las bodegas de la
localidad.
Elena Dávila
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