Si entre los vecinos de las canteras de Son Anglada (conocidas como
«de Establiments») se denotaba la escéptica satisfacción por el
último anuncio de cierre, el pesimismo cundía entre los
trabajadores por las inciertas perspectivas de su futuro laboral,
al tiempo que las empresas (Gravillera Can Rosselló S.A. y Readymix
Asland) aguardaban la notificación oficial, que todavía no se había
producido, por más que ayer se produjo una reunión entre el
teniente de alcalde de Urbanisme, Rodrigo de Santos, el gerente de
Urbanisme, Juan José Ferrando y los representantes de las empresas,
a los que les informaron de la decisión adoptada por el gobierno
municipal. En el encuentro en las dependencias municipales, el
responsable de Urbanismo solicitó a los empresarios que por el bien
de los ciudadanos, y concretamente los vecinos de la zona, que una
vez sea notificada formalmente la orden de cierre, procedan a
ejecutarlo de forma voluntaria para de esta manera evitar la
intervención de los agentes de la Policía Municipal. Según la nota
de prensa enviada a este periódico, «el Ajuntament de Palma está
haciendo todo lo posible para que el cierre se lleve a efecto con
normalidad y sin que sea necesaria la fuerza pública».
Juan Antonio González, gerente de la cantera de sa Garrigueta
Rassa, dijo que la empresa estaba esperando recibir la notificación
municipal, que actualmente se encuentra en el negociado de
notificaciones, y no se atrevió a asegurar cuál sería la acción
inmediata de la empresa, puesto que a pesar de que
extraoficialmente conocen las pretensiones municipales de cierre en
48 horas después de haber sido entregada la notificación, dijo
desconocer si la orden se acataría en seguida o se esperaría a
conocer si prospera el recurso para la suspensión del decreto que
será presentado. González, mediante imágenes contenidas en un CD
que muestra por el ordenador de la oficina, explica a Ultima Hora
el plan de restauración de las canteras, presentado conjuntamente
por ambas empresas. «Puesto que de lo que se trata es de eliminar
el impacto visual, el plan propone la eliminación del macizo
intermedio, cuya pared excavada es la que más se ve, para nivelar
el terreno, al mismo tiempo que se empieza a repoblar de arriba a
abajo, con árboles y plantas trepadoras. Para ello se construirían
bancales de 7 por 7 metros, lo que facilitaría la regeneración. Los
actuales bancales tienen una altura de 20 metros, por lo que si no
nos dejan continuar con el plan, la restauración será muy
complicada y pasarán muchos años antes de que el impacto visual
quede solucionado».
Considera que el cierre decretado por la alcaldesa el pasado día
29 afectará a muchas empresas constructoras, especialmente las que
trabajan en la zona de Palma, «porque deberán a acudir a canteras
del interior de Mallorca, las grandes beneficiadas, lo que
encarecerá los precios, puesto que el coste del producto es la suma
de el precio del árido, la mano de obra y el transporte. Además,
eso puede llegar a suponer un importante incremento en del tránsito
de camiones y la saturación de las carreteras del interior de la
isla». Los trabajadores están muy preocupados, porque no saben qué
pasará realmente a partir del cierre. «Llevo más de 30 años en la
cantera y me faltan dos para jubilarme, lo mismo que mi compañero,
y podríamos perder mucho dinero por la jubilación, por no haber
cotizado el tiempo necesario. Peor están otros más jóvenes, alguno
de los cuales se han comprado un piso y están empezando su vida».
Entre ellos cunde la opinión de que se trata de una medida política
«porque el Ajuntament de Palma tiene abiertos muchos frentes en
contra. El cierre de las canteras no es más que un lavado de imagen
ante la opinión pública». Tampoco desdeñan la solución apuntada por
algún vecino, de encargarse de la regeneración de la cantera como
fórmula para no perder el empleo, con lo cual se cumpliría el doble
objetivo de salvar el problema económico que se plantea para los
trabajadores y sus familias, además de evitar que la restauración
no tarde otros cincuenta años. En la cantera de sa Garrigueta
trabajan 10 empleados de la empresa, más otros 15 de empresas
subcontratadas. En Can Rosselló, hay 10 trabajadores fijos. Por el
momento se desconoce cuál será la actitud que adoptarán para evitar
que el cierre decretado les afecte gravemente en sus economías.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.