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El próximo miércoles en Mazagón (Huelva) hay maniobras. Una unidad de artillería antiaérea del Ramix, de Palma, disparará tres misiles reales tierra-aire Mistral cuyas características son: 25 kilos de peso, sigue al objetivo través de infrarrojos que detectan el calor del avión, que es el que le guía, lleva una carga de 1.800 bolas, alcanza 5.300 metros, va a una velocidad de 2,4 veces la del sonido, siendo su posibilidad de derribo del 75 por ciento. Dicho misil se apoya sobre un lanzador de 26 kilos, precisa de dos operadores y tiene un precio de 120.000 euros cada uno. El objetivo a batir son aviones y helicópteros, si bien para las prácticas se emplean pequeños aviones radiodirigidos.
Ayer por la mañana estuvimos en General Asensio con los expedicionarios. En total 12 personas más un capitán y un teniente coronel. Según nos explicaron, quienes manipulan y disparan el misil Mistral son personas cualificadas que han adquirido sus conocimientos tras muchas horas de trabajo y entrenamiento y a través de prácticas un simulador, para lo que han de viajar a Segovia.
Con cada misil están tres hombres: uno recibiendo órdenes del mando, otro disparando el misil de acuerdo a las órdenes que le transmite aquél, y un tercero, el transportista o chófer, que una vez instalado el misil en su lanzador se queda vigilando ante un posible ataque por tierra. Para éstos, además del entrenamiento en el manejo del Mistral, son fundamentales los conocimientos de topografía y, sobre todo, de comunicación, ya que en ningún momento, salvo cuando quedan desconectados, deciden ellos, sino el mando. En el caso de que se produjera un aislamiento con éste, actuarían en autodefensa siempre y cuando el avión enemigo les atacara, o atacara a la fuerza terrestre que ellos están defendiendo. Para quienes deben disparar un misil, aparte de una obligación, según nos confesaron es un honor el dar en el blanco... aunque no siempre se acierta.
Fotos: Click