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Francisco Sánchez-Madrid, catedrático de Inmunología de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro del Hospital de la Princesa de la citada universidad, impartió ayer la conferencia «Papel fisiológico de la molécula de activación CD69 en la regulación de la respuesta inmune inflamatoria», que puso fin a las IX Jornadas Monográficas de la Sociedad Española de Imnunología desarrolladas en el Centre Cultural Sa Nostra.

Francisco Sánchez-Madrid destacó sobre los avances inmunológicos que en la actualidad se centran en el estudio del cáncer de mama, la asociación de receptores como el CXCR4 y la quimiocina: «Son utilizados por los tumores para hacer metástasis a órganos distantes. Una migración guiada que constituye el gran peligro del cáncer».

En la misma, Francisco Sánchez-Madrid se refirió a la artritis reumatoide, una enfermedad inflamatoria crónica de las articulaciones que afecta al uno por ciento de la población.

El receptor CD69 fue localizado en el laboratorio de Imnunología de la Universidad Autónoma de Madrid a mediados de los ochenta. Después, a principio de los noventa, se pudo clonar el gen en ratones y experimentar su deficiencia en animales genéticamente manipulados. «La ausencia de este receptor produce una exacerbación de la enfermedad, lo que significa que la inflamación aumenta de forma considerable. El hallazgo indicó que este receptor esta ahí para regular o limitar la inflamación, algo comprobado en ratones defectuosos o manipulados genéticamente. El receptor ha sido utilizado para generar anticuerpos y controlar los procesos inflamatorios», explicó Sánchez-Madrid.

El descubrimiento confiere a este receptor un enorme potencial terapéutico razón por la que está patentado por la Autónoma de Madrid y próximamente será desarrollado por una empresa estadounidense: «Se trata de una diana terapéutica ya que en la artritis reumatoide, como en la mayor parte de enfermedades inflamatorias crónicas, el factor o la predisposición genética tiene un peso específico muy importante», afirmó.

«Hoy en día, al conocer la estructura de los receptores y de las quimiocinas que los guían, es posible diseñar moléculas antagonistas que pueden bloquear estas funciones aunque todavía no se han presentado estudios con pacientes», afirmó.