Acaba de nacer y trae muchos proyectos bajo el brazo. Es la
Eurorregión, una suerte de «lobby» formado por Catalunya, Aragón,
Balears, Midi-Pyrénées y Languedoc-Roussillon. No están todas las
que son, pero sí son todas las que están. Para completar el eje
faltan la Comunidad Valenciana y Andorra, que al ser un Estado no
puede integrarse. Ojalá que con el tiempo, cuando se rompan algunas
inercias del pasado y se mejoren las relaciones entre los gobiernos
de Barcelona y Valencia, pueda incorporarse la región valenciana a
un acuerdo que únicamente pretende tener más voz en Europa.
No es una tarea fácil, porque las cinco regiones -en el viejo
continente conviven trescientas- integradas sólo suman trece
millones de habitantes y el peso poblacional es a día de hoy muy
importante en la Unión Europea. Sin embargo, es un primer paso y ya
es bastante.
Porque la Europa de los veinticinco corre el riesgo de asfixiar,
en cierto modo, a sus pueblos, de que queden diluidos en una
superestructura inmensa con una personalidad poco definida y
aspiraciones muy distintas. Por eso es crucial llegar a acuerdos,
unirse y hacer un frente común. Porque en Bruselas siempre
prestarán más oídos a quienes vienen bien preparados, con planes
claros y exigencias firmes.
Quejarse y cruzarse de brazos no sirve de nada. De ahí que sea
importante que Jaume Matas haya actuado quizá de forma poco acorde
con lo que dicta su partido y haya decidido embarcarse en este
viaje con comunidades autónomas gobernadas por otros grupos
políticos. Es un gesto valiente y decidido que le honra, porque
demuestra que sabe rectificar, adaptarse a las nuevas realidades, y
poner los intereses de Balears por encima de las estrategias de la
dirección nacional de su partido.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.