El obispo visitador apostólico de los ucranianos católicos de rito
oriental en España, Hlib Lonchyna, presidió con el obispo de
Mallorca, Jesús Murgui, la eucaristía celebrada ayer en la cripta
de Sant Sebastià. Es la primera vez que la Comunidad de la
Protección de María, formada por los residentes ucranianos de culto
católico, recibe a su obispo.
La comunidad ha contado con la asistencia pastoral del sacerdote
mallorquín Miquel Ambrós, quien estuvo al servicio de los católicos
ucranianos exiliados en Alemania después de la Segunda Guerra
Mundial y que, a su vez, ha venido impartiendo los sacramentos
católicos a la comunidad en la iglesia de los Capuchinos de
Palma.
Los católicos ucranianos fueron perseguidos durante el
totalitarismo comunista, muriendo mártires una gran parte de sus
obispos así como numerosos sacerdotes y fieles; una persecución
iniciada en el siglo XIX por los zares, primeros en intentar unir a
católicos y ortodoxos. A raíz de la misma, muchos católicos
orientales ucranianos emigraron durante los siglos XIX y XX. La
disolución de la Unión Soviética en 1991 propició una nueva
emigración.
Andreu Genovart, vicario general, y Lloreç Alcina, delegado de
Relaciones Ecuménicas, acompañaron a Jesús Murgui en la celebración
ecuménica de ayer, que finalizó con una fiesta en el local
parroquial de la calle Dámaso Calvet.
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