La economía diocesana está realizando auténticos encajes de
bolillos para equilibrar sus cuentas, amenazadas por una reducción
de ingresos durante el pasado ejercicio. El Obispado adeudaba 9,1
millones de euros en 2003, 2,3 más que en 2002 debido al coste de
las nuevas obras de reformas emprendidas por distintas parroquias.
Los ingresos ascendieron a 4,1 millones de euros mientras que los
gastos se situaron en 3,9 millones de euros. Asimismo, los ingresos
derivados de las aportaciones voluntarias de los contribuyentes en
la declaración de la renta se mantiene estable (2.6 millones de
euros en 2992), pero lejos, todavía, de lo que corresponde a una
comunidad con los niveles de ingresos de Balears. La primera medida
ha sido el inmediato recorte de gastos, según explicaron ayer en
una rueda de prensa el vicario general de la Diócesis, Andreu
Genovart, el vicario epicospal de Asuntos Económicos, Joan Servera,
y el ecónomo diocesano, Pere Torres, con motivo de la celebración,
el 14 de noviembre, del Día de la Iglesia Diocesana. En esta
jornada, los máximos responsables de la Diócesis recuerdan, bajo el
lema «Ajuda a qui no surt a la foto», a todos los cristianos «la
necesidad de que colaboren en el sostenimiento económico de su
Iglesia».
«Nuestro patrimonio se ha vuelto viejo», afirmó Joan Servera.
«Desde 1995 hasta este año hemos presentado 60 proyectos y se han
aprobado 3 por un valor de 15 millones de euros, de los cuales 9 se
amortizan con subvenciones. El resto implica un gran esfuerzo para
las parroquias y la Diócesis, que contribuye abonando los intereses
de la deuda generada, que el pasado año ascendió a 161.000 euros»,
explico el vicario episcopal de Asuntos Económicos. En capítulos
concretos, Servera explicó que las suscripciones bancarias «están
estabilizadas», mientras que las colectas «sufren más variaciones
debido a que algunos años se registran donativos importantes a la
Iglesia, y en otros no, lo que produce oscilaciones», subrayó. Con
respecto a la campaña del IRPF correspondiente al ejercicio 2002,
la Iglesia recaudó 2,6 millones de euros, aunque no todo ese dinero
llegó a las arcas del Obispado. «El Estado da el dinero a la
Conferencia Episcopal, que luego lo reparte entre todas las
iglesias de España, pero de las cantidades que nos correspondían,
recibimos 240.000 euros menos, es decir, estamos beneficiando,
también, a iglesias de la península», dijo Pere Torres.
También, el ecónomo diocesano llamó la atención sobre los
ingresos por el IRPF en Balears, «ya que estamos situados en la
parte media-alta de todo el Estado en ese concepto, pero recibimos
menos de lo que nos correspondería, dada nuestra condición de
comunidad 'rica' y con elevados ingresos». Con respecto a las
medidas que adoptará la Administración Diocesana para generar más
ingresos, destaca la posibilidad de rentabilizar aquellas
viviendas, propiedad de la Iglesia, que estén desocupadas a través
de alquileres por un tiempo determinado. En otros inmuebles, el
Obispado puede llegar a acuerdos puntuales con los Ayuntamientos
para cederlos a distintos fines, como guarderías, explicó Joan
Servera.
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