Jaume Matas fue reelegido ayer presidente del PP balear con el
apoyo del 99 por ciento de los votos de los compromisarios en un
congreso marcado por la unidad interna. Pero Matas reservaba una
sorpresa a sus compromisarios. Y esa sorpresa tenía nombre propio:
Catalina Cirer. La alcaldesa de Palma se ha sumado a la tripleta
formada por Rosa Estaràs-Joan Flaquer-Jaume Font y ha sido elegida
por Matas para ocupar una de las vicesecretarías. De esta manera,
Matas confirma su plena confianza en la alcaldesa y despeja
cualquier duda sobre la falta de sintonía entre el president y la
alcaldesa, que en los próximos meses asumirá también la presidencia
de la Junta Local de Palma.
Al margen de este nombramiento, Matas confirmó la ascensión de
Mabel Cabrer, designada secretaria de Organización. Matas aprovechó
la presentación de su candidatura para hacer un primer discurso
emotivo en el que por primera vez el president del Govern reconoció
que elegir entre seguir de ministro o volver a Balears como
candidato «fue una de las decisiones más importantes de mi vida».
«Ser ministro es estar al filo del alambre permanentemente, pero es
una experiencia increíble; otros -en alusión a Antich- se conforman
con ser los 'botones' de los ministerios».
Pero Matas también recordó su acceso a la Presidencia del Govern
en 1996, la situación difícil vivida en el PP por la dimisión de
Cañellas y los problemas para gobernar. Matas calificó de
«negociación humillante» sus contactos con UM para intentar
gobernar en 1999. «Todo el pescado estaba vendido», dijo un Matas
quien, de forma clara y rotunda, describió su transformación en el
mundo de la política. «Antes tenía buena voluntad, pero hoy, con
toda la tranquilidad del mundo, puedo decir que yo no conocía bien
este oficio, pero vosotros confiasteis en mí», asumió.
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