«¡Y yo también!», escuchamos desde el interior del aula en la
que los pequeños, sentados en torno a sus mesas, no terminaban de
entender qué estaba pasando esta mañana. Y es que ayer, a partir de
media mañana la guardería Popeye, en la calle Maestro Chapí, del
Vivero, era una fiesta. «En ésta y en la Popeye baby, que también
es nuestra», recordó otra profesora que había dejado a un lado la
escoba y la fregona con la que trataba de limpiar el cava que se
había caído en el suelo del pasillo. «Y si viene por la tarde,
cuando estemos todas, y también los padres que vienen a recoger a
los niños, la fiesta que tendremos aquí será mayor.
Porque no sólo nos ha tocado a nosotros, sino que muchos padres,
casi todos, llevan papeletas». El dato lo corroboró una madre desde
el automóvil, cuando al pasar por delante de la guardería hizo
sonar el claxon repetidas veces al mismo tiempo que sacaba un brazo
por la ventanilla. «¿Lo ve? Es que estamos todos emocionados»,
decía ahora la misma profesora que momentos antes nos contaba que
tenía cinco papeletas que seguía mostrando.
La cocinera, María del Mar Tejada, y la profesora Ana Estrems
confesaron que ellas habían ido a comprar el número «y como a mi me
gusta el número que termina en 5 -dijo ésta- , lo compramos. Y ya
ve: ha tocado».
A vuelo de pluma nos hacen las cuentas. «Hemos vendido 500
papeletas, a 1.600 euros de premio cada una, ¡800.000 euros! hemos
repartido. La de gente que debe de estar contenta en estos
momentos».
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