Aunque la combinación demesclat con la complicada labor de
transportar en carro y sin frenos por las empinadas calles de
Pollença un pino de 20 metros de largo no es tarea fácil, a los
pollencins les suele dar buen resultado y convierten su fiesta más
sencilla y arraigada en centro de atención por un día para miles de
personas.
Los mozos de Pollença, unos setenta hombres aproximadamente, se
reuniero a media mañana de ayer en la possesió de Ternelles para
iniciar el descenso del pino que desde hace una semana espera la
llegada del día de Sant Antoni para iniciar su viaje en carro rumbo
a la Plaça Vella. Una vez allí es izado para que los más osados
trepen hasta su punta en busca del gallo que sirve de premio.
El recorrido a pie y en carro desde Ternelles a la Plaça Vella
puede acabar con los nervios más templados pues no es la primera
vez que se produce una caída o algún otro percance que acaba con un
hombre bajo el carro. Entre los vapores demesclat, la juerga y el
cachondeo la fiesta pone los pelos de punta por su peligrosidad.
Ayer por suerte la jornada se saldó sin incidentes graves.
E. Ballestero
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