El frío y el tiempo inestable marcaron la jornada de las Beneïdes
de Sant Antoni en Palma, factores que no mermaron la asistencia de
público y participación ya que coincidió en día laborable. Por la
mañana se celebró la misa festiva en Sant Miquel, presidida por el
rector, Llorenç Riera, en la que intervino el barítono Francisco
Bosch y contó con la asistencia de miembros de la corporación
encabezados por la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer. En la plaza
contigua hubo danzas mallorquinas a cargo del grupo «Balls i
Tonades» de Mallorca de Son Roca que en el templo danzaron
l'Oferta.
En la calle Palau Reial se registró una masiva presencia de
alumnos de varios colegios, de las clases de Infantil y Primaria
acompañados por sus maestras, que lucieron las máscaras de dimonis
que habían realizado ellos mismos en un taller a propósito para la
fiesta. Desde la plaza de la Almoina salió la cabalgata encabezada
por la Sección Montada de la Policía Local que aportó un carruaje
vis a vis tirado por cuatro bellos ejemplares de raza mallorquina.
Luego siguieron Tamborers de la Sala y Banda Municipal de Música,
sumándose también los xeremiers de Son Roca y Son Coc, que hicieron
sonar la popular tonada de Sant Antoni i el dimoni.
La bendición se llevó a cabo desde el catafalco instalado en
Sant Antoniet, por parte de los sacerdotes Llorenç Riera y
Sebastián Blanes, que estuvo presidido por Catalina Cirer y los
regidores Maite Jiménez, Rogelio Araujo, Marina Sans, María José
Frau, Rosa Arregui, Pere Muñoz y el presidente del Institut del
Esport Hípic de Mallorca, Nicolau Tous. Los primeros en recibir el
agua bendita fueron casi un centenar de jinetes con sus
cabalgaduras. Muy aplaudidos fueron los que desfilaron en la
modalidad «riendas largas» y otros que realizaron piruetas frente
al catafalco.
Amalia Estabén
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