La mitad de las basuras que generamos los mallorquines al año
pasado acabó en los dos hornos de la incineradora de Son Reus, lo
que es tanto como decir que la planta de eliminación de residuos
sólo pudo tratar el 50 por ciento de los residuos generados en
Mallorca. Los dos hornos de cremación de Son Reus tienen capacidad
para eliminar 300.000 toneladas.
El año pasado, 326.413 toneladas se eliminaron por el sistema de
incineración mientras que 151.192 toneladas acabaron en el
vertedero que el Ajuntament de Palma tiene en la zona y que ya se
encuentra al borde del colapso, ante la ingente cantidad de
residuos que se depositan a diario en sus saturados metros
cuadrados. Al vertedero de Palma, el peor sistema de eliminación de
residuos según los criterios de la Unión Europea se enviaron el año
pasado el equivalente a lo que quemaría otro horno en la planta de
Son Reus.
Para combatir este desajuste, los responsables del Consell de
Mallorca ya se han puesto manos a la obra para modificar las
previsiones establecidas en el Plan Director de Residuos, cuya
vigencia acaba este año. Según las estimaciones del Plan Director,
en el año 2005 Mallorca debería producir 470.000 toneladas de
residuos urbanos. La realidad es muy diferente a la que los
políticos previeron en su día y el año 2005 se cerrará con una
cantidad superior a las 630.000 toneladas: un 34 por ciento más de
basura.
La solución que propondrá el Consell es la construcción de dos
nuevos hornos de incineración con capacidad para incinerar otras
300.000 toneladas o bien un sólo horno que sea capaz de eliminar la
misma cantidad de residuos. En cualquier caso, la actual planta de
tratamiento de residuos no se podrá ampliar. Será necesario
construir un nuevo edificio, anexo a la actual planta, en el que
instalar o bien los dos hornos o el horno doble que prevén los
responsables del Consell.
Para tratar de minimizar el impacto de la construcción de esta
nueva planta, el Consell ha realizado estudios técnicos que
aseguran que, aunque los hornos estén en edificios separados, la
salida de humos y gases podrá hacerse por la actual chimenea de la
planta de tratamiento. Es decir, se construirá una nueva planta,
pero los conductos internos irán conectados a la ya existente para
evitar la construcción de una nueva chimenea.
La imposibilidad de ampliar el actual edificio y la necesidad de
construir otro han hecho que el Consell de Mallorca ya se haya
puesto en contacto con los responsables del Ajuntament de Palma,
que son los propietarios de los terrenos en los que deberá
construirse esta nueva instalación. Las fuentes consultas en el
Consell de Mallorca aseguran que las conversaciones están muy
avanzadas, con lo cual es muy probable que la cesión de los
terrenos se haga efectiva este mismo año.
El Consell de Mallorca ya tiene prácticamente acabados todos los
estudios técnicos previos a la modificación del Plan Director. Se
ha realizado una nueva previsión de objetivos y, una vez
finalizados todos los estudios, los responsables del Consell tienen
previsto convocar una reunión de la Comisión de Seguimiento de la
incineradora. Si la comisión aprueba los trabajos de modificación
del Plan Director, en el que se incluirán bien los dos hornos, bien
el horno doble, los trabajos pasarán a manos del Consell de
Mallorca, que es la institución responsable de aprobar el nuevo
Plan Director de Residuos.
La tramitación es muy complicada dado que, tras la aprobación
inicial por parte del pleno del Consell, todo el documento deberá
someterse a exposición pública para que los ciudadanos afectados o
las entidades que los deseen presenten alegaciones. Tras el estudio
de estas alegaciones, vendrá la aprobación definitiva del nuevo
Plan.
La construcción de las nuevas líneas de incineración no
comenzará, en cualquier caso, hasta la próxima legislatura, según
han anunciado los responsables del Consell. Una vez que los nuevos
hornos de incineración estén en marcha, el vertedero de residuos
que el Ajuntament de Palma tiene en Son Reus quedará sellado. Esta
instalación ocupa 300.000 metros cuadrados de terreno y tiene una
altura de 35 metros, el equivalente a un edificio de diez
alturas.
La eliminación de este vertedero supondrá una auténtica mejora
en el sistema de tratamiento de residuos. Dada la saturación del
recinto, es habitual que en verano se produzcan incendios debido a
la combustión espontánea que provoca el calor. La putrefacción de
las basuras acumuladas en el vertedero provoca además la emisión de
gases nocivos.
Seguridad
En cualquier caso, junto a la construcción de las nuevas líneas de
incineración, las fuentes consultadas aseguran que el Plan Director
también recogerá la necesidad de construir un vertedero de
seguridad para cubrir cualquier posible eventualidad que pueda
surgir en la planta incineradora. El vertedero no será como el que
existe actualmente ya que, además de ser de un tamaño mucho más
reducido, deberá quedar impermeabilizado para evitar que la
producción de lixiviados contamine los terrenos.
La construcción del nuevo edificio de la incineradora y del
vertedero de reserva serán las últimas actuaciones previstas hasta
el momento en la zona de Son Reus, donde ya existe un depósito de
seguridad para las cenizas de la planta, una planta de metanización
y una planta de selección de envases, entre otras
instalaciones.
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