Años hacía que en Mallorca no se ejecutaban tantas obras en sus
carreteras como ahora. De hecho, nunca habían coincidido tantos
proyectos de envergadura a la vez y, sin duda, son las empresas
constructoras las más beneficiadas de este auge.
En total, se ejecutan 12 proyectos importantes en la Isla: tres
autovías, cinco variantes, dos desdoblamientos, el tercer carril de
una autopista y la ampliación de una carretera muy transitada. Su
valor asciende a 382'5 millones de euros (63.495 millones de las
antiguas pesetas), mucho dinero del que tanto las constructoras
nacionales como las mallorquinas han intentado beneficiarse. Y lo
han hecho juntas. Casi todas las adjudicaciones se han realizado a
UTEs -Uniones Temporales de Empresas-, a las que generalmente
concurren una empresa de implantación nacional y constructoras
mallorquinas. La gran especialización de las obras que se ejecutan
y el desmesurado presupuesto hacen que las empresas mallorquinas no
puedan acceder solas a las obras, explica Manuel Gómez, director de
la Asociación de Constructores de Balears. «Las empresas
mallorquinas difícilmente llegan al 30 por ciento y eso significa
que la empresa nacional tiene la capacidad de fijar ciertas reglas
del juego. Normalmente se han adjudicado con presupuesto bajo, por
lo que la empresa mallorquina difícilmente puede ejecutar la obra
porque no llega a esos precios. Esto hace que se traigan
subcontratas de la Península. No ocurre en todos los casos, pero
pasa».
A su juicio, no todas las empresas mallorquinas se han
beneficiado de estas obras. «No han salido obras con pequeño
presupuesto y hay empresas mallorquinas con necesidad de ejecutar
obras. Prueba de ello es que cualquier obra tiene de diez ofertas
para arriba».
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