La festividad del Corpus brilló ayer con luz propia en Ciutat. La
Seu se llenó de fieles para asistir a la misa solemne que presidió
el obispo de Mallorca, Jesús Murgui, y que contó con la asistencia
de la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer y miembros de la
Corporación.
Este año se mejoró la organización ya que la Policía Local
instaló vallas en el portal mayor de la Catedral y frente al
Ajuntament -donde lucieron tapices florales- dejando ambos recintos
más despejados para los participantes. Los vecinos colocaron
damascos y se revalorizó la costumbre de lanzar pétalos de flores
al paso de la Custodia por parte de moradores de Palau Reial, Cort
y Santo Domingo.
A las siete salió la procesión desde la Seu hacia Palau Reial,
Conqueridor, Sant Domingo y Cort, abriéndola jinetes de la Sección
Montada, seguidos de los tamborers de la Sala, la cruz procesionasa
Lladània, cossiers y cavallets de la Escola Municipal de Dança,
Agrupación de s'Escorxador, estandartes de cofradías de penitentes,
Apostolado de la Oración de Montesión, y eSimpecado de la Hermandad
del Rocío, portado por la junta.
Más de mil fieles de todas las edades y congregaciones de
religiosas participaron portando cirios y entonando Cantemos al
amor de los amores y tras ellos el estandarte de la Adoración
Nocturna, las insignias de la catedral -el tintináculo y conopeo-,
numerosos monaguillos dirigidos por el turiferario teatino Juan
Barceló, además del clero y Cabildo Catedral, que precedieron la
Custodia recién restaurada adornada con flores blancas junto al
obispo, Jesús Murgui, y la Banda Municipal de Música.
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