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Cuando se llega a la Plaça de la Vila, en el pueblo de Arbúcies, sorprende la existencia de un árbol central, un esbelto platanero muy bien cuidado al que se le conoce como «arbre de la llibertat», que fue plantado el año 1868 con motivo de las hechos de «La Gloriosa», la formación de una Junta Revolucionària y la tercera Guerra Carlina, origen de la leyenda del árbol, que recoge Víctor Balaguer en su obra «Al pie de la encina». Al irrumpir en la plaza, observamos una gran pancarta situada junto a la iglesia parroquial en la que se pedía la libertad de Josep Maria Xirinacs, detenido aquellos días por la aplicación de la ley antiterrorista. Ese mismo día fue puesto en libertad. Arbúcies es un pueblo dinámico de casi 6.000 habitantes, situado en los límites del parque natural del Montseny, en Girona. Tiene en la industria de la carrocería su principal fuente de ingresos económicos (65 industrias y talleres), sin que se desprecie el turismo alternativa, propiciado por el atractivo que ofrece el parque natural, declarado por la Unesco reserva natural de la biosfera, que ha constribuido a incrementar la afluencia de visitantes.

El hermanamiento con Vilafranca de Bonany se produjo el 24 de junio de 1999, en un protocolo firmado conjuntamente con Salses (Talanunya Nord, en Francia) y Torreblanca (Castellón), en el marco de la Declaració Universal del Drets Co·lectius dels Pobles. El alcalde, Roger Zamorano, reconoce que en la actualidad no existe mucha correspondencia con Vilafranca, aunque no desprecia la declaración firmada por el anterior alcalde, antes al contrario, considera que las buenas relaciones y los vínculos deben mantenerse. El paraje que rodea el pueblo es de especial belleza, con una masa forestal tan frondosa que resulta difícil hallar un lugar desde el que se pueda captar una panorámica del núcleo urbano. Son numerosas las especies del arbolado, entre las que destaca el castaño, cuyas copas, en otoño, componen una amalgama de tonos y colores que no pueden pasar desapercibidos para el visitante. Las calles de Arbúcies reúnen suficientes atractivos como para que valga la pena efectuar una parada y dedicarle una jornada. Alguno de sus edificios modernistas le confieren un carácter especial que contrastan con otros de más modesta condición pero de singulares características. Llama la atención la existencia de las fuentes de bomba de agua, instaladas en 1908 sobre pozos ya existentes y que se distribuyen por algunas de las calles del centro, y que se accionan mediante una palanca manual. Los numerosos parques y jardines contribuyen a que Arbúcies ofrezca una plácida apariencia. Destacan los parques de la Glorieta, de la Riera y el de la Dona de l'Aigua, y otros que forman en su conjunto una extensión de 30 hectáreas.

La referencia a nuestra comunidad autónoma la encontramos en una de las tres rotondas ubicadas en el Passeig de les Comunitats, que allí quedan incritas como Girola Illes Balears, Girola País Valencià y Girola Principal de Catalunya. La sorpresa de este viaje nos la proporcionó el hostal en el que nos alojamos y en el que en pocos minutos fuimos considerados como de la familia. En la gran sala de estar había dos televisores enfrentados. En uno se televisaba un partido de fútbol. En el otro, un debate político. Ambos programas tenían audiencia suficiente entre los allí congregados. En este pueblo terminamos el periplo por los distintos municipios de España, hermanados con otros tantos de Mallorca. El hermanamiento se extiende por Àfrica, Europa y América.

Pep Roig