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Nicolás Carrió Redondo, un granadino de 34 años afincado en Palma, nunca olvidará el derby del pasado sábado en el Santiago Bernabéu. Más que recordarlo por los goles de Ronaldinho, se acordará de él por la agresión que sufrió por parte de un policía antidisturbios cinco minutos antes de comenzar el partido. Ese instante, tan corto como doloroso, se ha quedado grabado en su memoria para siempre y, de momento, en su estómago en forma de hematoma.

Carrió se desplazó el pasado sábado a Madrid con un grupo de amigos. Su intención era únicamente ver el derby. Pero su entrada para el fondo sur tenía un valor añadido que él desconocía.

Según relata, mientras se dirigía al Bernabéu con sus amigos dos jóvenes lanzaron botellas justo a su lado. «La policía antidisturbios respondió con una cargo y nos embistió sin miramientos. Varios agentes comenzaron a pegarle en la cabeza a mi hermano, Yo lo intenté ayudar pero justo en ese momento otro agente me puso la boca de su escopeta en el estómago y me disparó una pelota de goma», relato Nicolás, que decidió no denunciar el hecho.