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Si vivir en Son Ferriol o Casablanca -cerca de Palma pero en el campo- ya es un privilegio, más lo será a partir de mayo con el desvío del tráfico por las nuevas variantes. Los núcleos de población se descargarán de tráfico, aunque el tradicional paisaje agrícola se verá modificado considerablemente con la obra de la nueva carretera de 6,5 kilómetros de longitud y cuatro carriles. De hecho, se verán afectadas por las obras 80 explotaciones y muchas ellas serán segregadas por las obras. La carretera que promueve el Govern tendrá dos enlaces y cinco pasos inferiores.

El trazado de la variante de Son Ferriol comenzará en la rotonda de Son Llatzer, donde se construye un enlace a diferente nivel que se completará con la construcción de otra glorieta que permitirá realizar todos los movimientos posibles de incorporación y salida de la variante para realizar otras conexiones. El paso será superior por lo se tendrá que realizarse un relleno de terreno para elevar la nueva carretera.

A partir de este enlace comienza la construcción de la nueva carretera que, según los ingenieros, no es excesivamente complicada. No tiene grandes estructuras ni importantes movimientos de tierra. Los problemas son de otra índole. Una de las principales complicaciones son precisamente las fincas afectadas por la ocupación de terrenos. Las obras han obligado a derribar dos edificaciones y también dos molinos. En el recorrido se veían afectados cuatro molinos y Patrimoni ha considerado necesario proteger dos de ellos.

Otra dificultad de la obra es el drenaje. Es una zona que se inunda con facilidad debido a que la capa freática está muy alta. A un metro de profundidad ya se encuentra agua. Por ello, se ha optado por crear tres estaciones de bombeo para recoger el agua de los pasos inferiores y dirigirla a los torrentes. También ha sido necesario soterrar líneas de telefonía y eléctricas, y se han tenido que desviar 5.000 metros de tuberías, al verse afectado el sistema de riego del agua depurada.