«La proliferación de instituciones y eslóganes va en proporción
directa a la falta de un serio compromiso económico, político y
religioso», denuncia el misionero en Àfrica Àngel Olaran en la
presentación de las actividades de la ONG mallorquina «Aikido por
la paz» en 2006. No es paradoja, es el espíritu del aikido o arte
japonés de la paz fundado por Morihei Veshiba entre los años 1942 y
1943».
«Aikido por la paz» nació hace seis años gracias al empuje de un
grupo de amantes de este arte marcial en el que toda agresión o
conflicto se neutraliza de forma pacífica. Hoy son un centenar y
desarrollan proyectos en Etiopía, Perú y Colombia entre los más
necesitados, básicamente niños y ancianos. Ayer la ONG celebró el
IV Encuentro Solidario que dedicó a los huérfanos de Wukro,
Etiopía. «En Etiopía la cuestión es sobrevivir, después, quienes lo
consigan, ya harán grandes proyectos», comentaba Zéman Teklé
invitada al encuentro de la ONG.
Esta mujer, que reside en la Isla desde hace nueve años, destacó
durante su intervención la resistencia del ser humano en
condiciones límite; sin embargo, más tarde no podía contener las
lágrimas al relatar las terribles condiciones de vida de su país,
uno de los más pobres del planeta.
Etiopía, azotada por la sequía y el hambre, padece una
mortalidad infantil del 115 por mil y la esperanza de vida en este
país africano no supera los 44 años. «Aunque parezca que las cosas
no cambian o tardan en hacerlo, ayudar a un niño a sobrevivir ya es
un cambio. El trabajo que realizan las grandes o pequeñas
asociaciones y los particulares ayudará a vencer la situación en
Etiopía».
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