La celebración poblera llegó el pasado fin de semana, como cada
año desde 1993, al barcelonés barrio de Gràcia. La lluvia intensa y
el frío severo caracterizaron la jornada festiva y provocaron la
alteración del programa previsto. Los conciertos al aire libre se
anularon.
La ganas de diversión de los mallorquines desplazados a
Barcelona permitió sobreponerse al mal tiempo y sacar a relucir la
mejor cara de la fiesta: xeremiers animando los bares de Gràcia,
ximbombers y glosadors amenizando los rincones de las plazas,
jóvenes entrando en calor frente a los foguerons y espontáneos
ciudadanos bailando bajo la lluvia. Los conciertos previstos en la
plaza de la Virreina se suspendieron por la lluvia. Debían tocar
los grupos Els Revetllers, S'Estol des Gerricó y las Colles de
Xeremiers. Al no poder hacerlo en el escenario descubierto, los
músicos se resguardaron en bares o bajo los toldos urbanos y
mantuvieron el ambiente.
La plaza del Sol se llenó de ciudadanos que rodearon los
foguerons. En una de las esquinas de la popular plaza, glosadors y
cantadors improvisaron cantos y bromas tradicionales. En Rius i
Taulet hubo una recepción de autoridades que acabó con el canto de
la coral de sa Pobla. Fue el momento previo a un pasacalle formado
por las colles de Xeremiers y los dimonis, caparrots y tamborers de
Albopàs. Los desplazados desde Mallorca se unieron con la extensa
comunidad mallorquina en Barcelona, formada en su mayoría por
universitarios. La fiesta poblera de Gràcia fue impulsada por la
asociación cultural Albopàs, presidida por Antoni Torrens. En sus
inicios fue modesta, pero ha ido creciendo y consolidándose.
Carles Domènec
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