Como los caracoles que sacan sus cuernos al sol después de la
lluvia, cientos de personas salieron ayer a la calle para
participar en sa Rueta de Palma. Tras la incertidumbre creada el
viernes por el temor de que el mal tiempo impidiese celebrar esta
tradicional fiesta, los rayos de sol de ayer trajeron consigo la
ilusión y la alegría propias del Carnaval.
Posiblemente, el buen tiempo motivó el que fuera una Rueta muy
concurrida. Media hora antes de que comenzasen todas las
atracciones y de que, por consiguiente, se diera el «sus», muchos
ciudadanos ya se paseaban por la zona junto a sus hijos
disfrazados.
El frío fue el único inconveniente de la tarde, aunque, el calor
de la fiesta, calentó de inmediato el ambiente. Algunos pequeños
escondían su disfraz bajo una abrigada chaqueta para evitar
posteriores resfriados.
Sa Rueta pareció adentrarse en el mundo de Disney, ya que fueron
muchos los niños que optaron por convertirse en personajes de las
películas de esta productora cinematográfica. Blancanieves, Bambi,
Lilo y Stich, la Cenicienta, el Rey León... fueron algunos de los
disfraces más recurrentes. Las superproducciones de Hollywood
también sirvieron de referente, así hubo muchos niños disfrazados
de «El señor de los anillos», «King Kong» y «La Guerra de las
Galaxias».
La flora y la fauna también estuvieron presente. Así se pudo ver
a un grupo de pequeños pingüinos, simpáticas vaquitas y tiernas
florecitas, entre otros. La música tomó forma en el cuerpo de los
más pequeños, así había disfraces de piano, guitarra e incluso de
notas musicales. Pero no sólo se disfrazaron los niños, sino que
también los padres se animaron a acompañar a sus vástagos. Y es
que, según comentaba un padre disfrazado de vaca, «es el mejor
momento para volver a la infancia y sentirse como un niño».
La fiesta se alargó hasta que la oscuridad hizo acto de
presencia.
Samantha Coquillat/
Amalia Estabén
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