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Un día primaveral acompañó, por fin ayer, a la Fira del Ram en su primer domingo con suerte meteorológica tras las lluvias del pasado fin de semana. Circunstancia que favoreció una masiva afluencia de visitantes, sobre todo a partir de la tarde, cuando una tras otra se ocuparon todas las atracciones en un recinto ampliado en superficie y posibilidades lúdicas.

Hasta tres castillos del terror se distribuyen en distintos ángulos del espacio ferial, que acoge desde la novedad que aporta un circuito de balsas en un curso de agua real, a elementos tan tradicionales como el veterano látigo, los tiovivos, la montaña rusa, el laberinto de espejos o los autos de choque, dominados por una inmensa noria que se levanta sobre el parque como su símbolo más emblemático.

Diversión garantizada dirigida especialmente a los más jóvenes en atracciones que desafían la ley de la gravedad y la resistencia al mareo, como el barco vikingo o el pulpo, junto a múltiples puestos de tómbola a través de cuyos boletos se ofrecen desde osos de peluche a embutidos. Comida que se puede degustar en las terrazas dispuestas a modo de chiringuitos y que son la opción idónea para quienes van dispuestos a pasar largas horas probando atracciones para todos los gustos.

Gabriel Alomar