La reforma del Estatut de Balears ha entrado ya en una fase
decisiva, en un camino sin retorno en el que todos los partidos
políticos, sin excepción, deberían hacer un esfuerzo para conseguir
el consenso al margen de disputas partidistas. Matas tiene razón
cuando plantea que el Estatut debe ser un instrumento útil que
mejore la financiación balear, que permita a las Islas compensar el
déficit de inversiones estatales con 3.000 millones. El Estatut
debe ser muy útil.
Desgraciadamente, hasta ahora han trascendido más las disputas
políticas de la ponencia parlamentaria que analiza la reforma del
Estatut que el contenido de las propuestas. En primer lugar, todos
los partidos deberían dejar claro que es una prioridad aprobar el
Estatut esta legislatura, y con la máxima celeridad posible. El PP
no puede decir, como hizo Huguet el martes, que debe retrasarse la
reforma estatutaria hasta conocer el resultado del referéndum que
debe convocarse en Catalunya para refrendar su Estatut. Esta demora
no tiene el más mínimo sentido porque lo que se apruebe en el
Congreso de los Diputados, por lógica, será ratificado por el
pueblo catalán. Ante tanta confusión, Matas ya dijo ayer que no
habrá tal retraso y que, por lo tanto, se aprobará el Estatut esta
misma legislatura, pero también parece sensato y recomendable
observar con atención cómo se refleja en la reforma estatutaria
catalana la gestión de los aeropuertos. Si Catalunya consigue la
gestión aeroportuaria, Balears no puede permitir quedarse
atrás.
En estos momentos, Matas debe liderar el proceso de la reforma
estatutaria, conseguir el consenso y acelerar la tramitación porque
Balears tiene una oportunidad histórica que tardará mucho tiempo en
repetirse. Por este motivo, todos los partidos deben hacer
esfuerzos y renuncias para aprobar un buen Estatut.
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