Cien mil personas nacidas fuera de España y residentes en
Balears tendrán derecho a votar en las próximas elecciones
municipales y autonómicas, a celebrar el año que viene. Se trata de
los ciudadanos de la Europa comunitaria que viven aquí y quienes,
siendo extracomunitarios de origen iberoamericano, al llevar más de
dos años residiendo legalmente en nuestro entorno pueden pedir la
nacionalidad española y obtener así todos los derechos. Es una
cifra considerable que revela, por un lado, el arraigo de muchos
extranjeros en esta tierra y, por otro, la lucha feroz que llevarán
a cabo los distintos partidos políticos para acercar hacia sus
intereses a un colectivo tan nutrido de votantes.
Como es natural, entre los miembros de este grupo habrá personas
con tendencias de una y otra ideología y habrá muchos que apenas se
sentirán interesados en la política local. Pero, aparte de estas
consideraciones, sí que habrá que procurar que todos ellos estén
suficientemente integrados en nuestra realidad como para sentirse
vinculados a ella, y de este modo, poder ejercer su derecho al voto
con absoluta convicción, con todos los datos en la mano.
Hay que pedirles, pues, a nuestros dirigentes que promuevan toda
clase de políticas tendentes a la integración total de los
extranjeros residentes en nuestra cultura y nuestra idiosincrasia.
Desde luego, hay que hacerles partícipes del idioma propio, de la
historia, de la economía y de la sociedad balear. Sólo de este modo
quienes voten en las próximas elecciones lo harán con las ideas
claras y sin dejarse seducir por las campañas que, a buen seguro,
emprenderán los partidos con tal de captar una atractivísima bolsa
de votos nuevos.
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