De todas formas, la directora del Institut de la Dona advierte que
todas estas actuaciones «se llevarán a cabo con mucha discreción;
no haremos ningún tipo de publicidad para preservar la intimidad de
las afectadas».
El plan estará coordinado por el Institut de la Dona.
Precisamente la directora de este organismo, Isabel Llinàs,
considera que el objetivo final va más allá de las simples
prácticas laborales. «De las 400 horas que componen los cursos y
talleres de formación, hay un porcentaje importante de prácticas y,
una vez que hayan aprendido un oficio, la intención es que sean
contratadas; éste es mi reto», comenta Llinàs, quien calcula que
esta iniciativa podría estar funcionando con toda normalidad en
mayo o junio de este año.
El primer paso que deben dar las prostitutas para adherirse al
mencionado plan de reinserción social es abandonar la calle o el
prostíbulo. Para facilitar esta decisión, el Ejecutivo autonómico
ya anunció que pondría a disposición de estas mujeres pisos de
acogida. Las viviendas serán cedidas por el Ibavi y la gestión
correrá a cargo de la entidad Casal Petit (monjas oblatas) y
Cort.
Por lo que respecta a la detección de las meretrices que quieran
dejar de ejercer, especialmente de aquellas que se encuentran
trabajando en la calle, el Institut de la Dona confía en el trabajo
que desde hace tiempo realizan organizaciones como la Cruz Roja,
Médicos del Mundo o la misma congregación de Oblatas.
El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales ha dejado en manos
de las comunidades autónomas la decisión de legalizar o no la
práctica de la prostitución. Tanto la consellera de Presidència,
Rosa Puig, como la directora del Institut de la Dona, Isabel
Llinàs, se muestran contrarias a esta posibilidad. «Es el nuevo
esclavismo del siglo XXI y, por este motivo, no se puede
legalizar», señaló Llinàs.
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