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Juan Antoni Olivieri «Oli», Tolo calafat y Tolo Quetglas llegaron ayer por la tarde al monasterio de Tyanboche (3.800 m.). La expedición «Mallorca a dalt del tot. Everest 2006» prosigue su marcha por el valle del Khumbu en dirección al campo base (5.400 m.), aunque el helicóptero que tenía que llevar el resto del equipo no pudo despegar debido a una huelga general que se inició anteayer en Katmandú y que parece que va para largo. A pesar de este nuevo tropiezo, los expedicionarios optaron por seguir su camino hacia el glaciar del Khumbu empujados por el «sirdar» o jefe de sherpas del grupo, Psang Tsiring, quien permanecerá en Namche Bazar hasta tener la certeza de que todo lo que falta ha llegado, en torno a 350 kilos de material de escalada y ropa de abrigo, además de otros utensilios de la infraestructura del campamento.

És muy probable que el equipaje de los escaladores no esté a su disposición hasta dos días después de su llegada al campo base. Quien se verá más afectado por este hecho será Tolo Quetglas, quién tiene toda la ropa térmica en uno de los bidones que permanecen en el aeropuerto de Katmandú. Pero también cabe la posibilidad de que la última etapa entre Lobuche y Gorak Shep se alargue un día más, de manera que Tolo pueda disfrutar del ambiente «más cálido» de los refugios. La expedición mallorquina tiene previsto tomar posesión de su parcela en los pies de la gran montaña entre el Miércoles Santo y el Jueves Santo, «a punto para hacer las panades», afirmaron los tres.

En cuanto a la incómoda y repentina gastroenteritis de Tolo Calafat, después de un riguroso régimen de agua con sales minerales, parece haberse recuperado. De hecho, ayer, en la etapa entre Namche y Tyangboche -tres horas y media de marcha con un desnivel acumulado de 800 metros-, demostró haber recuperado su excelente forma física. De las 66 botellas que la expedición tenía en depósito en Katmandú, sólo 44 eran suyas. El resto (14) pertenecían a Jesús Calleja, que subirá al Lhotse por la ruta del Khumbu, y (8) a Carlos Pauner, que probará la ascensión al Daulaghiri. Ambos escaladores compartieron permiso de ascensión en el Everest en 2005. Así que entre Oli y los dos Tolos nos salen a 14 botelles por cabeza, de las cuales cada uno de ellos cederá seis a sus sherpas de altura. Sin embargo, «el oxígeno no es en ningún caso una garantía de hacer cima. Tan sólo es un suplemento a la falta de oxígeno a partir de los 8.000 metros, ya que su presencia se reduce un 80 por ciento en el aire que respiramos», explicó Tolo Quetglas. Por su lado, Oli aseguró que «el reto de subir sin oxígeno nos ilusiona, sin embargo no es lo que perseguimos ahora mismo. Los tres tenemos experiencia en ochomiles sin oxígeno, sin embargo el Everest es como un ochomil sobre otro ochomil». De los millares de personas que han conseguido subir al Everest, muy pocos lo han conseguido sin oxígeno. Tolo Calafat insistió en que «hacer uso o no de este instrumento para la ascensión no pone ni quita mérito al hecho de subir al techo del mundo».

Joan Carles Palos