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La esperanzadora voz de los jóvenes, su necesario empuje y el ojo crítico de la sociedad preadulta, aglutinado en un organismo de derecho público, avalado por la legislación actual. Así se podría definir el Consell de Joventut de les Illes Balears (CJIB), presidido por Joan Ferrà y que acaba de cumplir su vigésimo aniversario.

Según señala su presidente, Joan Ferrà, el CJIB tiene más misiones. «Promovemos campañas e iniciativas de cara a formar a la juventud y fomentamos también la participación y el asociacionismo en las Islas», apunta. Éste también remarca «la pluralidad» existente dentro del seno del CJIB, ya que dentro de las 27 organizaciones de las que se nutre existen miembros de USO, UGT, Cruz Roja, Ben Amics, CEPC o Espai Jove. La Asamblea General de este órgano se reúne dos veces al año, mientras que la Comisión Permanente lo hace cada mes, porque como dice Ferrà «trabajamos prácticamente cada día».

Aunque este órgano tiene múltiples funciones, hay una que sobresale por encima del resto: velar por el futuro de los jóvenes actuando de interlocutor válido en representación de las asociaciones juveniles de cara a la administración en todos aquellos aspectos relacionados con la juventud.

El CJIB, financionado por el Govern, gasta prácticamente su presupuesto anual en el día a día: el pago del alquiler del local que utiliza como sede social, las tareas de mantenimiento y en los trabajadores asalariados (gerente y técnico). Ferrà remarca que «a veces no se pueden hacer los desplazamientos interinsulares necesarios por falta de liquidez».