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La primera noche de la Feria de Abril, que se celebra por segundo año en Son Rossinyol, trascurrió con un ambiente e imágenes parecidas a las ediciones anteriores. Mucho público, llegado desde todos los pueblos de Mallorca, invadieron el lugar de diversión y alegría que fue en aumento hasta altas horas de la noche.

Los más trasnochadores vieron amanecer agotados de una noche vertiginosa donde el fino hizo estragos en algunos y las agujetas en quienes no bajaron del tablao en todo momento, bailando sevillanas o algo parecido, pues no todo fue música típica andaluza.

El sonido de los grandes éxitos en discotecas se hicieron rápidamente con quienes bajo las carpas se disponían a disfrutar de la citada fiesta andaluza. Los precios, en bebidas y raciones de jamón, pescaito, chipirones, etc, bastante caros en relación a la cantidad y calidad. El sonido, demasiado alto y falta de baños.

Julián Aguirre