Galicia se quema. Desde hace más de una semana más de cien focos de fuego se han extendido por los montes sin que ninguna de las administraciones (locales, autonómicas o central) haya podido poner fin a esta tragedia. El fuego se ha cebado en tierras gallegas dando una imagen de descontrol e impotencia que recuerda a la vivida con la catástrofe del «Prestige».
Nadie sabe a ciencia cierta quién, por qué o quiénes han originado la mayor catástrofe natural del verano, aunque los vecinos sí intuyen cada uno de los motivos que se esconden detrás de cada foco, actos que deberán ser penalizados con dureza, una vez que el fuego quede extinguido en su totalidad.
Los incendios que asolan Galicia han sido provocados de una forma alarmante y todos apuntan hacia unos rumores que incluyen desde los motivos políticos y urbanísticos (por la proximidad a las capitales) hasta venganzas personales.
Lo lamentable es que, lejos de suavizarse la situación con el paso de los días, en Galicia todavía se mantiene una «actividad delictiva» que ha dejado al descubierto más de un centenar de fuegos en una semana, de los cuales todavía quedan por controlar más de 40. Los pirómanos saben lo que están haciendo y, probablemente, consigan sus objetivos, a costa de hacer un daño incalculable a la población gallega, que vive con indefensión todo lo ocurrido.
Así como ocurrió con el «Prestige», Galicia no vive sola esta dramática situación. Bomberos de gran parte de las comunidades españolas, entre ellas de Balears, han acudido a ayudar a la población en un acto de extrema solidaridad. Galicia agradece hoy la ayuda y pide calma a sus vecinos. Mañana pedirá respuestas.
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