Cenas tranquilas en el Port d'Eivissa. Las discotecas se promocionan en la playa de forma vistosa y llamativa.

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Para los que no pueden disfrutar de unas largas vacaciones, Eivissa puede convertirse en una gran tentación, tanto por las alternativas y atractivos que ofrece como su proximidad, aunque los medios de comunicación en ocasiones nos ofrecen una imagen algo distorsionada de lo que allí podemos encontrar. De hecho una ibicenca al saber que estaba realizando este reportaje me dijo 'espero que nos dejes bien, no como ese canal nacional que emitió un reportaje siguiendo a unos ingleses... nosotros no somos unos pastilleros ni estamos todo el día de marcha'. Yo también vi ese programa y es cierto que daba una imagen muy parcial de la isla. Pero existe, y es un reclamo para muchos. En mi vuelo de vuelta viajaba un chico de Mallorca con lo puesto, llegó una tarde a Eivissa, se metió en una de las numerosas discotecas y regresó a Palma en el primer vuelo de la mañana, eso sí sin voz pero muy contento. Él sólo lo hizo por unas horas, pero la cantidad de turistas, sobre todo italianos y británicos, que abarrotan hoteles y apartamentos de Platja den Bossa o Sant Antoni invierten una semana entera en ir de discoteca en discoteca y dormir en la playa, porque volver de Eivissa sin estar bronceado lo haría increíble. Aunque lugares como el Bora Bora Beach Club, en Platja den Bossa, lo ponen más fácil, discotecas sobre la mismísima playa donde la música a todo volumen arranca bailes sobre la arena durante todo el día.

Lidia E. Larrey