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P or una vez y, ojalá sirva de precedente, el «Fortuna» no fue a Cabrera. Camino del archipiélago desvío el rumbo y se dirigió hacia la playa del Caragol, en la Colònia de Sant Jordi, sobre cuya arena aguardaba Rosario Nadal y sus tres hijos, que una vez que el yate real quedara fondeado, en la zodiac auxiliar, fueron trasladados a bordo.

A pesar de la distancia, desde luego infinitamente menor que si hubieran estado en Cabrera, pudimos ver movimiento en la cubierta de popa y, a media tarde, en la plataforma. Los más pequeños de Marivent, sobre todo, siempre bajo la atenta mirada de Jaime de Marichalar, tocado de visera de color azul, e Iñaki Urdangarín, en bañador de color claro, así como de las nurses. A poco se unieron al grupo la Reina, la infanta doña Elena, la princesa de Asturias, Letizia, que no estaba en bañador, lo cual es una lástima -para nosotros al menos-, que con anterioridad había estado departiendo con su cuñada, la infanta doña Cristina en cubierta. De Rosario Nadal, ni rastro, aunque sí vimos a sus hijos con el resto de gente menuda. Tampoco vimos a don Felipe, a quien sí habíamos visto en la cubierta superior cuando horas antes el «Fortuna» abandonaba la base naval de Portopí.

Pedro Prieto