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Los profesionales del transporte discrecional han iniciado una protesta en el municipio de Palma con el objetivo de reclamar al Ajuntament espacios de estacionamiento para los autobuses que acercan a los turistas hasta sus hoteles sin riesgo de ser sancionados por la Policía Local.

Centenares de turistas se vieron afectados ayer en el primer día de protesta. Los autocares no pararon frente a aquellos hoteles que no disponen de un espacio propio para estacionar y lo hicieron en los lugares más próximos a los establecimientos hoteleros en los que está permitido, provocando un ir y venir de turistas con sus maletas que se repetirá durante toda esta semana.

La protesta tiene su parte de razón, teniendo en cuenta que los conductores deben realizar su trabajo con una garantía de seguridad, sin el temor de ser sancionados por aparcar en doble fila, incumpliendo la normativa de tráfico y, consecuentemente, con una pérdida de puntos en el carné de conducir. Sin embargo, los turistas vuelven a ser los más perjudicados por unas decisiones que repercuten negativamente en la imagen turística de Mallorca. De poco sirven campañas de acercamiento al turista como «Un turista, un amigo», promovida este año por instituciones de Balears, si falla uno de los elementos base del turismo: el transporte.

Desde el Ajuntament de Palma se ha lanzado el mensaje de que la Policía Local «hará la vista gorda» ante las faltas de los conductores de autocares, algo discriminatorio con respecto al resto de los conductores de Palma. Lo que debería hacer el Consistorio es llegar a un acuerdo con el transporte discrecional y posibilitar que continúe realizando su trabajo dentro del marco de la legalidad.

Los turistas no tienen la culpa.