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Llegaron a Palma a media mañana de ayer. Cayetano Rivera Ordóñez con su cuadrilla y la de su hermano, Fran, que aterrizaría poco después. Cayetano y las dos cuadrillas, a poco de dejar las maletas en el hotel, se embarcaron en la goleta de dos palos amarrada en el Marítimo, frente al Auditorio de Palma, y pusieron rumbo hacia Cala Blava donde pasaron todo el día entre baños, almuerzo, y toma de sol, que lo hicieron de forma discreta o bien utilizando crema de alto factor, pues a decir verdad, salvo Cayetano, muy moreno de cara, casi ninguno llegó colorao.

Cayetano Rivera Ordóñez, con las dos cuadrillas regresó a puerto sobre las ocho y media de la tarde cuando el sol acaba de esconderse por detrás de los edificios del Paseo Marítimo. Tras despedirse del capitán de la goleta, y darle las gracias, fueron descendiendo, uno tras otro por la empinada rampa. El novillero, sin detenerse, nos dijo que era la segunda vez que toreaba en Palma, reconociendo que en la anterior ocasión no quedó lo bien que le hubiera gustado, y que espera hacer esta noche una buena faena.

Cayetano tomará la alternativa de manos de su hermano, Fran, en septiembre, a principios, en Ronda, ciudad y plaza muy vinculada a los Ordóñez. «Me quedan seis novilladas», señaló.

Ni que decir tiene que le agradaría mucho que esta noche el Rey se sentara en la barrera para ver la corrida, pero que vaya no depende de ellos, los toreros.

Cayetano vestía de oscuro: camiseta en la que, a la altura del pecho, se podía leer las palabras «La Familia» y pantalón pirata, con zurrón al costado, y caminaba tranquilo, sin prisas, junto al mar. No le gusta posar, pero tampoco impide que le hagan fotos, y más cuando le vas con buen rollo. Por eso no le preguntamos por sus amoríos, ni si es cierto eso que se dice, que entre Penélope Pe Cruz y él hay algo más que una buena amistad, ni si la ex suegra de su hermano, doña Cayetana de Alba, de vacaciones con su ex mujer e hija en Ibiza, estará esta noche en el coso taurino palmesano viéndolos y aplaudiéndolos como una buena admiradora que es de ellos.

Lo importante es que la corrida sea buena, que ellos triunfen y que la gente quede satisfecha.

Pedro Prieto