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Coronas de la Familia Real, de los príncipes de Asturias, del Ajuntament de Palma, del Govern, del Museo del Prado, del Club de Mar de Palma, Leman Brothers, Ericson España y de un largo etcétera de empresas de todo el país, fueron la tónica general durante toda la mañana de ayer en el cementerio privado de Bon Sosec para mostrar su apoyo a la familia de Claudio Boada y dar su último adiós a este banquero de pro.

Estas manifestaciones de cariño al «valldemosí» de adopción, como así lo tachan sus hijos, entre ellos el portavoz de toda la familia en este duro trance, Claudio Boada Pallerés, se vieron complementadas con la visita por la tarde al tanatario de una nutrida representación del mundo de la banca y la empresa de nuestro país, muchos de ellos desplazados «ex profeso» desde Madrid para asistir a la misa y responso por el alma de Claudio Boada, tras los cuales se procedió a la incineración de su cuerpo. Las cenizas fueron trasladadas ayer mismo por la familia hasta un cementerio de la capital de España.

El día anterior, en la casa que la familia tiene en Valldemossa, tuvo lugar un funeral íntimo, en que sólo estuvieron presentes miembros de la familia y personas muy cercanas a Claudio Boada.

Esta discreción con que se han sucedido todos los últimos momentos del ex banquero en Mallorca, simplemente son una viva copia e imagen del carácter del finado, que huía de la ostentación y de los grandes saraos, porque no iba con su idiosincrasia personal.